Hábitos saludables contra el envejecimiento

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Hoy en día sabemos que el paso del tiempo no es el único factor que influye en nuestra belleza. Nuestra piel envejece, principalmente, porque las células presentes dejan de hacer su función de forma adecuada. Según los dermatólogos, el primer efecto que se produce, como consecuencia, es la falta de producción de colágeno y otras proteínas (elastina y ácido hialurónico) las cuales conforman la estructura principal de la piel. Todo ello va a conllevar una pérdida de elasticidad y luminosidad de forma progresiva que veremos traducido en el espejo como signos de pérdida de juventud.

Factores implicados en la oxidación celular

Retrasar los efectos del paso del tiempo sigue siendo un reto científico. Aunque conocemos los beneficios de llevar una vida sana y una buena alimentación a lo largo de toda la vida, sobre todo a partir de los 40, llega un momento en que debemos atender a nuestro cuerpo, más que nunca, y evitar los malos hábitos. Cada año que pasa hay que cuidarse más y aprender a hacer frente al estrés, de esta forma podremos mantener a raya los factores que son determinantes en la pérdida de belleza a nivel global. Por suerte, muchos de sus efectos podemos prevenirlos.

El principal factor externo que provoca envejecimiento en la piel es la exposición solar. De hecho, según los expertos de Medicinaesteticarosabonal provoca más signos de envejecimiento que el propio paso del tiempo. Pero es que el sol tiene dos caras: nos envejece, pero también necesitamos exponernos a él para poder asimilar la vitamina D, tan necesaria para nuestros huesos y beneficiosa en la prevención de algunos tipos de cáncer. Por lo tanto, con el sol ¡sentido común! Para poder sintetizar la vitamina D es suficiente con que nos expongamos unos 10-15 minutos al día sin protección, el resto del tiempo hay que usar la protección solar adecuada, a diario.

Otros de los factores implicados en este proceso de oxidación son el estrés, la alimentación y la polución.

Una dieta sana y equilibrada es fundamental para tener una piel sana y lo más joven posible. Los alimentos más recomendados son el agua o las infusiones, los alimentos ricos en vitamina C, B6 y carotenos, como por ejemplo los pimientos, los frutos secos por la vitamina E, el pescado azul rico en ácidos grasos omega 3 y el chocolate por sus flavonoides y antioxidantes.

Sabemos que el tabaco y el alcohol son perjudiciales para la salud, pero además afectan de manera muy negativa a nuestra piel. Las bebidas alcohólicas deshidratan la piel, dejándola más expuesta a posibles agresiones externas y el tabaco disminuye el aporte sanguíneo a las células de la piel, favoreciendo su envejecimiento prematuro.

El doctor Douglas Model, en 1985, definió el rostro del fumador a partir de una investigación donde afirmaba que la mayoría de los fumadores con más de 10 años de consumo pueden identificarse sólo por el examen facial. Según las conclusiones a las que llegó afirma que el rostro de del fumador tiene las siguientes características: arrugas marcadas, provocadas en gran medida por la contracción de los labios al fumar y el acto de entrecerrar los ojos para evitar el humo; aspecto facial demacrado con prominencia de los huesos; apariencia grisácea de la piel y manchas color púrpura.

Otro hábito que debemos incorporar a nuestra vida diaria es la realizar de ejercicio. Es básico para envejecer mejor y sobre todo más feliz. Y de todos es sabido que la cara es el espejo del alma. Estar triste, desmotivada, demasiado estresada, se refleja en nuestro rostro. Hay, de hecho, múltiples estudios que demuestran que personas proclives a un bienestar subjetivo alto disfrutan de mejor salud y viven más.  Por lo tanto, una actitud positiva puede servirnos en nuestra estrategia antienvejecimiento. Un cierto estrés es bueno, nos mantiene activos y nos ayuda a alcanzar nuestras pasiones, pero si el estrés es descontrolado pueden aparecer signos como caída de pelo, empeoramiento de eccemas o psoriasis, etc…

La contaminación también apaga nuestra piel. La polución es un enemigo invisible que nos ataca afectando nuestra salud y el envejecimiento de nuestra piel. Numerosos estudios confirman que este factor ambiental causa estrés oxidativo, lo que conduce diferentes signos visibles del envejecimiento en la piel como el exceso de sebo o sequedad, el aumento de las líneas de expresión, arrugas y pérdida de firmeza, etc…De forma más superficial va a ensuciar nuestra piel haciendo que poros, folículos pilosos y glándulas sebáceas y sudoríparas se conviertan en las  “puertas de entrada de los contaminantes” y es  en ellos donde principalmente van a depositarse estas partículas nocivas. Esta capa de suciedad evitará que las células muertas se desprendan fácilmente, por lo que se ve disminuida la renovación celular. Una buena rutina de higiene e hidratación se hace imprescindible dado los niveles de contaminación que estamos alcanzando en algunas zonas.

Más allá de que todos estos cuidados parezcan un tema superficial, la realidad es que muchas veces movidos por la búsqueda de la belleza exterior, muchas personas son conscientes de que solo se puede llegar a ella a través de la belleza interior. Y si hace aprovecharnos de los tratamientos que hoy en día tenemos a nuestro alcance, pues ¡lo aprovechamos! La idea es morir joven, lo más tarde posible.

 

 

 

 

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Related News

Creando aromas

Los aromas y olores nos acompañan allá por donde vallamos. Al igual que ocurre con nuestra vista y los colores, matices e imágenes que procesa

No se pierda ninguna noticia importante. Suscríbase a nuestro boletín.

Scroll al inicio

Únase a nuestra lista de correo

Recibe las últimas noticias, ofertas exclusivas y actualizaciones.