Mantener una buena higiene bucodental y una boca sana, son factores clave dentro del cuidado de nuestro cuerpo y salud general De hecho, los profesionales en salud siempre resaltan la estrecha relación que existe entre la salud bucodental y la salud general del organismo. Esto porque la boca puede reflejar incluso síntomas de enfermedades graves o de cuidado, que pueden tener su primera manifestación en la cavidad oral, y cuya detección temprana nos ayudará a atacarlas y curarlas en las primeras etapas en las que son más fáciles de combatir.
Para tener una correcta higiene bucal, en primer lugar, debemos practicar un correcto cuidado de nuestros dientes. Para ello, tenemos que seguir hábitos como el cepillado, la limpieza con hilo dental, el enjuague y la visita periódica al dentista. Además, más allá de estas costumbres tan fundamentales, también debemos procurar evitar lo más posible algunos malos hábitos que todos tenemos y que suelen ser la principal causa de enfermedades y problemas bucodentales.
Sabemos que cambiar nuestros hábitos, sobre todo aquellos que forman parte de nuestro día a día y que, hasta hacemos sin darnos cuenta, es una tarea difícil. Pero, sin embargo, debes proponerte modificar estas malas costumbres que estropean tus dientes. Los especialistas en salud bucal de Clínica Gaudi nos explican algunas de ellas:
Fumar
La nicotina, entre otros tantos males que le trae a nuestro organismo, oscurece el esmalte y mancha los dientes. Además, puede provocar enfermedades en las encías, que a su vez aflojan los dientes. Y si no te parece suficiente, también produce mal aliento, afecta las papilas gustativas, y en el peor de los casos, podría resultar en cáncer en la boca, los labios y la lengua (cáncer oral).
Tanto es así, que si existe un sólo hábito de esta lista que si debes cambiar urgentemente, es éste. Si lo haces, verás que tu boca y todo tu cuerpo obtendrán beneficios inmediatos.
Usar los dientes como herramienta
Es una costumbre muy común utilizar los dientes como herramientas de último minuto para, por ejemplo, destapar las botellas de refresco cuando no tenemos un destapador a la mano, o para abrir los frascos de las medicinas y los envases de cartón o de papel; pero aunque esto puede facilitarnos una tarea de momento, a la larga puede hacer que nuestros dientes se fracturen y desgasten.
Por eso, cuando te encuentres otra vez en esta situación, para un momento y mejor encuentra algo, o a alguien que te ayude, antes que seguir dañando tus dientes.
Cortar el hilo con los dientes
Aunque te parezca una acción tonta y sea más fácil, por favor no lo hagas. Es mejor buscar unas tijeras antes de sentarte a coser, que cortar el hilo con los dientes y desgastarlos.
Rechinar los dientes o apretarlos en exceso (bruxismo)
Esta condición puede llegar a desgastar la superficie de los dientes y hasta puede aflojarlos, y afecta la articulación de la mandíbula, entre otras consecuencias graves para tu dentadura. Por eso, lo más recomendable es que consultes con tu dentista en vista de cualquier síntoma. Este podrá recetarte un protector especial (férula o guarda oclusal) para dormir, de forma que aprietes o rechines tus dientes inconscientemente. También puedes practicar ejercicios de relajación, así tendrás menos daño dental, menos dolor muscular y dormirás mejor.
Morderse las uñas
Este hábito no solo es antihigiénico y antiestético para tus manos, sino que también aumenta las posibilidades de que padezcas de bruxismo.
Para deshacerte de él, puedes buscar la ayuda de esmaltes de uñas con sabor amargo, trabajar en reducir el estrés y tener pequeñas metas que sean realistas. Por ejemplo, si ciertas situaciones son desencadenantes, agarra algo para mantener tus dedos ocupados.
Masticar hielo
El hábito favorito de todos, que pensaste era muy inocente ya que se trata sólo de agua congelada, refrescante, sin azúcar… El problema es que es duro y masticarlo puede llegar a fracturar los dientes o producirles rajaduras. Por eso mejor consume bebidas frías sin hielo, o usa una pajilla para evitar tentaciones.
Morder los lápices
Si sueles morder los lápices cuando estás concentrado o nervioso, estudiando o trabajando, debes comenzar a evitar este mal hábito, y que te ocasionará las mismas consecuencias desagradables que masticar hielo: la fractura de tus dientes.
Comer gomitas dulces
Comer dulces es muy rico, pero la realidad es que se pegan a los dientes, y el azúcar (y los ácidos que produce) permanecen en contacto con ellos por horas, causando daños en el esmalte e incluso, caries.
Chupar pastillas para la tos
Aunque si es verdad que tienen un valor medicinal, pasa lo mismo que cuando chupas caramelos, ya que ambos están llenos de azúcar. En caso que tengas que chuparlas, asegúrate de cepillarte bien al terminar.
Comer carbohidratos refinados
El pan, las galletas o la pasta son otros productos que contienen azúcar, lo que hace que tengan el mismo efecto que los caramelos y las pastillas para la tos de deteriorar el diente y el esmalte.
Beber refrescos (gaseosas, sodas)
Los caramelos y los dulces no son los únicos productos que nos encantan pero que están llenos de azúcar. Los refrescos también tienen una buena cantidad, de azúcar y de ácidos, que afectan el esmalte. Estos ácidos, también se encuentran en los refrescos de dieta que no contienen azúcar, pero sí endulcorantes o endulzantes artificiales, así que también debes cuidarte de ellos.
Tomar café
El color y acidez de esta bebida tan adictiva puede manchar tus dientes o ponerlos amarillos. Por esto, te volvemos a recomendar cepillar bien tus dientes a menudo para evitar que se manche y se deteriore el esmalte.
Beber vino
Tanto el vino tinto como el blanco contienen ácidos que deterioran el esmalte de los dientes, haciéndolos propensos a las manchas.
Para reducir este efecto dañino, te recomendamos enjuagar la boca con agua después de beberlo o cepillarte con pasta blanqueadora.
Comer patatas fritas de paquete
El almidón que contiene este producto se convierte en ácido, y este ácido puede atacar los dientes hasta por 20 minutos. Así que si las comes a menudo, trata de lavarte los dientes y usar hilo dental lo antes posible.
Comer muchos bocadillos entre comidas.
El consumo de estos alimentos que nos pasamos picando todo el día producen menos saliva que las tres comidas del día, y además, sus restos se quedan entre los dientes por horas, ocasionando caries a largo plazo. Esto porque cuando comes, las bacterias que causan la caries se alimentan de restos de comida, lo que produce un ácido que ataca la capa exterior de tus dientes.
Lo mejor es hacer comidas equilibradas, reducir la frecuencia de estos picoteos, y elegir bocadillos bajos en azúcar y almidón, como bastoncitos de zanahoria. Sin embargo, si te das el capricho de un dulce de vez en cuando, bébete un vaso de agua después para lavar los restos de comida
Cepillarte los dientes con mucha fuerza o con un cepillo de cerdas duras, o de forma incorrecta.
Si te cepillas los dientes con mucha fuerza, puede producir retracción de las encías y exceso de sensibilidad en ellas. Mientras que, cepillarlos de la forma incorrecta (con movimientos horizontales) desgasta el esmalte.
Lavarse bien los dientes no es sencillo, no basta con echar la pasta y mover el cepillo de un lado a otro. Un cepillado correcto es aquel que implica movimientos circulares sobre los dientes. Evita cepillarte con demasiada fuerza, y no restriegues, mejor masajea.
En cuanto a los cepillos, debes tener mucho cuidado con los que tienen las cerdas muy duras y mejor elige, aquellos de dientes suaves con el Sello de Aceptación de la ADA.
Olvidar el uso del hilo dental y el enjuague
El hilo dental ayuda a eliminar la placa bacteriana de las zonas interdentales y, al usarlo después el cepillado, eliminaremos los restos con más facilidad; sin embargo, la mayoría de las personas suele olvidarlo.
Por eso te recomendamos que a pesar que al principio pueda resultar complicado utilizar el hilo dental, a medida que pase el tiempo y vayamos acostumbrándonos nos resultará más fácil hacerlo y se convertirá en un imprescindible de nuestra rutina, y además, utilizaremos después el enjuague para completar la higiene.
Nadar en piscinas con cloro
El agua de las piscinas está tratada con sustancias químicas que eliminan hongos y previenen infecciones. Sin embargo, estos productos suelen tener un efecto negativo para el esmalte de nuestros dientes. Así que si suele estar por periodos de tiempo muy largos dentro de la piscina, debes cuidar este aspecto.
Usar palillos
Si usas palillos para sacar los restos de comida entre los dientes, debes saber que esto puede causar daños en los dientes y encías. En dicho caso, te recomendamos cambiarlos por el uso de los cepillos interproximales y el hilo dental.
Aunque no puedas eliminar todos estos hábitos de raíz, comienza paso a paso, y de ser posible, intenta dejar los más peligrosos primero, como en el caso del cigarrillo. Además, no olvides visitar regularmente al dentista y mantener una buena higiene bucal.