¿Cuánto gastamos de media en loterías y juegos de azar?

loterías

Quiero que pienses un momento en por qué jugamos. ¿Es por ilusión? ¿Por la costumbre? ¿Porque nos saca de la rutina? A veces me detengo a mirar cuánto gastamos en loterías, apuestas, rasca-rascas… y me pregunto si vale la pena.

Imagina que estás revisando tu cartera al final del mes. Ves que has dedicado unos cuantos euros a tentar la suerte. ¿Te preguntas si eso es mucho o poco? Yo sí.

Por eso estoy aquí, para que veas cuánto gastamos de media los españoles en estos juegos.

 

Cuánto gastamos en total cada uno (y por qué importa)

En España, el gasto medio en juegos de azar alcanza cifras que sorprenden. Según el informe “Juego y Sociedad” del Consejo Empresarial del Juego (CeJuego), en 2023 un 85,5 % de los españoles entre 18 y 75 años participó en alguna modalidad de juego, lo que supone 29,6 millones de personas. Eso es casi todos.

En cuanto al dinero, el gasto en productos como lotería pública (SELAE y ONCE) fue de 144,3€ por persona, mientras que el gasto en juego privado fue de 164,4€ por habitante. O sea, entre lotería estatal y apuestas privadas, más o menos nos gastamos unos 300€ al año. Si lo llevas al mes, eso es 25€ de media que no van ni a cenas ni a ropa, sino a tentar la suerte.

Esto tiene sentido porque hay millones jugando online y offline. En 2023, se gastó un promedio de 33.185 millones de euros. Ojo, dentro de eso, el juego público fue 12.584 millones, y el privado el resto. Y si lo ves solo online, el jugador promedio dedica 706€ al año, algo así como 59€ al mes.

Pensándolo bien, esos números suelen pasar desapercibidos. 300 € al año no es una cifra que contabilices cada vez que compras un décimo o pones una apuesta. Pero suman. Y es justo mirar esas cifras, porque, sin dramatizar, quizá podríamos redistribuir ese dinero en cosas que nos aporten más a largo plazo. ¿Lo habías pensado?

 

Las diferencias entre online y tradicional – y entre edades o géneros

Me parece interesante cómo cambia el gasto según cómo juegas y quién seas.

Online está tirando fuerte. El juego online creció un 29 % desde 2021, superando los ingresos del juego público. En concreto, los operadores privados facturaron más de 35.000 millones de euros en 2024, una barbaridad.

Y en online, cada jugador gasta de media 706€ al año, dependiendo de sexo y edad. Los hombres gastan unos 740€/año, las mujeres unos 538€/año. La franja de entre 46 y 55 años es la que más gasta, con 1.146€/año en promedio. En cambio, la gente joven entre 18 y 25 años gasta menos: unos 299€/año. Eso sí, incluso los jóvenes participamos: es más bajo, pero también se suma.

En la lotería de Navidad, cada español gastó una media de 71,67€ en 2023, frente a 69,36€ en 2022. Hay regiones que superan esa media: Castilla y León con 113,53€, La Rioja con 108,4€, Asturias con 107,37€. En Andalucía ese año fue 61,01 € por persona, menos que la media nacional (73,84€).

Y en el Sorteo del Niño 2025, de media España gastó 18,20€ por persona, mientras que Castilla y León gastó 28,89€, y Asturias 30,20€. Pero ojo: en provincias pequeñas como Soria se gasta más: 54,34€ por habitante.

En resumen: gastamos más online, los hombres algo más que las mujeres, la franja de mediana edad más aún, y hay diferencias por comunidades y tipo de juego.

 

¿Qué dice la regulación y cómo ha cambiado el panorama?

Hubo un decreto real en España entre noviembre de 2020 y agosto de 2021 que limitó mucho la publicidad, los bonos y los patrocinios, lo que redujo la entrada de nuevos jugadores y también el dinero apostado.

Y aunque los operadores privados gastan más en publicidad (203 millones en 2024, un 37 % más), Selae redujo la publicidad un 7,8 % ese año. Es decir, aunque el mercado crece, hay medidas que funcionan para frenar el exceso de exposición.

En cuanto a impacto económico, en 2023 el juego generó más de 1.700 millones de euros en impuestos y aportó 2.580 millones € a la economía. Empleó a unas 183.000 personas, incluyendo máquinas en bares que sostienen a muchos autónomos.

Es decir, es un sector potente, que mueve mucho dinero, genera empleo, pero que también ha tenido regulaciones que han moderado su crecimiento.

 

Entonces, ¿cómo debo apostar?

Desde  Loteria Maria Victoria, que vende todo tipo de loterías del estado, nos aconsejan jugar con cabeza y limitarnos a un presupuesto mensual. Comentan que es mejor pensar que, si queremos seguir tentando, que sea solo una pequeña parte de tu ocio, no algo que cambie tu rutina financiera. Además, NOS recuerdan que disfrutar del juego no significa arriesgar dinero que necesitas para otras cosas importantes, como alquiler o comida.

O sea: pásalo bien si juegas, pero no inviertas más de lo que puedas permitirte.

 

De pronto, todo eso suena a cifras grandes

Pero también a que quizá hay dinero que podríamos usar de forma más consciente. Me gusta pensar que si sabemos estos números, podemos decidir si queremos seguir contribuyendo o si en lugar de eso queremos ahorrar, invertir, o usar ese dinero en otras cosas más tangibles… como una experiencia real con amigos, un viaje pequeño, salir a cenar o incluso comprarnos algo que llevamos tiempo queriendo.

Y no es que quiera quitar la ilusión, ni que esté luchando contra el juego. Lo importante es que cada uno pueda elegir desde el conocimiento y la información.

Si sabes que gastas 25€ al mes en juegos, quizá puedas destinar 10 a eso y otros 15 a algo que quieras de verdad. Porque no se trata de dejar de jugar; se trata de hacerlo siendo consciente.

Así, cada apuesta o décimo que compres puede sentirse más como un extra divertido que como un gasto automático que pasa desapercibido hasta que lo miras en el resumen del banco.

 

Lo que no solemos contar cuando hablamos de loterías

Algo que a veces olvidamos es lo que hay detrás de cada euro gastado en juegos de azar. Sí, están los premios, la emoción y el “por si acaso”, pero también hay pequeñas cosas que no solemos decir en voz alta. Por ejemplo: ¿cuántas veces jugamos más de lo que pensábamos? Seguro que alguna vez te ha pasado eso de decir “solo un décimo” y acabar comprando dos o tres porque te insistieron en el trabajo o porque viste un número “bonito”. Al final, lo que parecía una compra puntual se convierte en un gasto que no tenías en mente.

Otra parte que no solemos contar es la presión social. En muchas familias o grupos de amigos está casi mal visto no participar en la lotería de Navidad o no echar la quiniela de turno. Es como si al no hacerlo te estuvieras autoexcluyendo, y eso empuja a gastar incluso cuando no te apetece. Y aunque parezca poca cosa, cuando se suma a lo largo del año se nota.

También está la cara menos divertida: los que juegan demasiado. Aunque no todos lleguen a un problema real de ludopatía, hay personas que sí sienten ansiedad por jugar. Y no hablamos de alguien lejano, puede ser un compañero de trabajo, un vecino o incluso un familiar. Según informes oficiales, solo un porcentaje pequeño tiene problemas graves, pero existe, y eso ya da que pensar.

Lo curioso es que, si se hablara más de esto, tendríamos una relación mucho más sana con el juego. No se trata de demonizarlo, sino de reconocer que hay un lado que va más allá de la ilusión de ganar. Y que, cuanto más sepamos de ese lado, más fácil será disfrutar de los sorteos y apuestas sin que se nos vaya de las manos.

 

Al final, lo que de verdad cuenta no es reclamarte nada, sino invitarte a pensar

¿Qué valor le das a esos 300€ al año que muchos destinamos a juegos de azar? ¿Es esa ilusión suficiente? ¿Te compensa? ¿O preferirías que esa parte de tu presupuesto fuera para otra cosa que puedas tocar, compartir o recordar?

No se trata de decir que el juego sea malo o que tengas que dejarlo por completo. Se trata de ser consciente de cuánto dinero entra y sale de tus manos cada mes. Cuando sabes cuánto gastas, puedes tomar decisiones más informadas y disfrutar de cada décimo o apuesta sin que se convierta en un hábito automático. Esa conciencia es lo que hace que la experiencia sea divertida en lugar de preocupante.

También es una oportunidad para reflexionar sobre prioridades. Quizá quieras destinar parte de ese dinero a experiencias con amigos, un viaje, un curso que te interese o simplemente ahorrar para algo más grande. Cada euro cuenta, y cuando lo gestionas con cabeza, cada pequeño gasto se convierte en una elección.

Al final, tú decides cómo quieres jugar y cuánto quieres involucrarte. Si este simple ejercicio de reflexión te ayuda a disfrutar tus apuestas con más cabeza, eso ya es un gran paso.

 

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