Aunque tener un estilo de vida minimalista está cada vez más en boca de todos, no es algo que vas a ver anunciado en prensa o televisión, es más bien una decisión personal que parece que va en contra de todo lo que nos han enseñado: son secretos de vida que debes descubrir por ti mismo.
El minimalismo está tomando fuerza entre los jóvenes, sobre todo en los últimos años, y no como una simple moda, sino como un estilo de vida en que las personas son más conscientes de sus prioridades y de las cosas más importantes para sus vidas.
¿Qué es el consumo?
¿Esto quiere decir que no puedo tener cosas? El concepto de minimalismo está un poco distorsionado, quizá como todas las corrientes que surgen, llega un momento que una parte de los que las practican lo llevan al extremo. Ser minimalista no se refiere a vivir sin nada, vivir en escasez o con pocas o nulas aspiraciones. No tiene por qué privarte de comodidades o caprichos, de lo que se trata es de ser capaz de enfocarte en lo que es realmente importante para ti, ser consciente de por qué y eliminar todo lo que no lo sea, y solo cree ruido en tu vida.
Se trata de hacer un consumo responsable que mejore tu calidad de vida, no solo momentáneamente, si no también a largo plazo. De ahí que podamos distinguir entre dos tipos de consumo: el que se basa en la compra de cosas y el consumo personal.
Aunque estos dos tipos de consumo están íntimamente relacionados, con la compra de cosas lo que hacemos es satisfacer una necesidad inmediata, que nos llena por un momento, para después volver a dejarnos como estábamos al principio, y de nuevo, vuelven a surgir las ganas de consumir. Es lo que se llama “gratificación inmediata”. El consumo personal repercute en tu vida y en tu mente en forma de experiencias e información. Puede que sean algunas cosas lo que te lleven a sentir esa sensación, pero lo que se busca es la emoción, no el poseer por poseer y acumular.
Ese es el sistema actual en que la mayoría nos vemos metidos. El minimalismo nos puede ayudar a salir de la trampa del sistema y a construir una vida abundante, plena y con significado.
Beneficios de tener menos cosas
El primero de los beneficios que vas a notar si adoptas esta filosofía es que vas a tener más tiempo para dedicarte a vivir. Es decir, en hacer lo que te gusta. Si dejas de invertir tu tiempo en limpiar y mantener todo lo de tu casa, tu coche…de repente sentirás que tienes mucho más tiempo para invertirlo en aquello que te gusta y te hace feliz. Y no solo eso, quizá te des cuenta de que ya no necesitas trabajar tantas horas porque ya tienes todo lo que necesitas. El afán de trabajar para conseguir el último modelo de “loquesea” se ha terminado. Tu tiempo es solo tuyo y tú decides cómo emplearlo.
Y es que casi de manera inmediata, el hecho de deshacernos de los superfluo nos permite vivir en espacios donde el orden ya no brilla por su ausencia. Es más fácil ordenar poco que ordenar mucho, y esto se puede extrapolar a todas las facetas de tu vida: cada cosa, pensamiento, persona o sentimiento que tienes, ocupa un espacio en tu vida. Ya sea a tu alrededor o dentro de ti. Ser minimalista empieza por lo básico, que son las posesiones, pero afecta a todo lo que tiene que ver con uno mismo.
Menos consumo se traduce en más ahorro. Elegir no acumular tantas cosas y mantener solo lo esencial, es el primer paso hacia la libertad financiera, que hoy en día no es poco. Todos tenemos más o menos controlados los gastos grandes que tenemos cada mes, pero nos es difícil darnos cuenta del dinero que se nos va en gastos más pequeños que hacemos a diario, solo porque se ha cruzado en nuestro camino, y porque son solo 5-10€…Muchas personas que han decidido monitorizar todos sus gastos durante un par de meses se han sorprendido de la cantidad de dinero que gastamos en cosas innecesarias.
Pero si hay algo que todas las personas destacan es que practicar el minimalismo les hace sentirse libres. Y uno de los motivos es que puedes vivir donde quieras: no necesitas un espacio grande para almacenar todo lo que tienes, eres libre de aprovechar las oportunidades que surjan a lo largo del globo porque son muy pocas cosas las que te atan. Y, además, éstas pocas cosas son fáciles de enviar donde quieras investigando un poco por internet.
Ser minimalista te permitirá valorar las experiencias y tu calidad de vida por encima de las cosas. De esta forma, al llegar a tu vejez, no tendrás arrepentimientos por haber valorado cosas vanas y sin sentido y sabrás que hiciste y viviste como quisiste. Nadie recuerda todo lo que tuvo en su lecho de muerte, pero sí todo lo que vivió o dejó de vivir.